MANIFIESTO PAJERO

¡¡Por la reivindicación de las mayorías solapadas, entre sabanas adolescentes!!

Pareja única, dilema o utopía según el consumidor, hoy resulta indefendible que las campañas de prevención del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida VIH / SIDA, giren en torno a la pareja estable o la abstinencia sexual y en casos muy “liberales” al uso de profilácticos. Ante esta realidad la masturbación aparece como una herramienta sensata para lograr decrecer el apetito sexual de los jóvenes chilenos. Cuando me refiero a masturbación lo hago pensando en que una paja mental se puede leer como una idea, así como una estupidez puede ser perfectamente interpretado como una eyaculación precoz.
En el marco del último mundial de fútbol FIFA, en todos los programas de televisión que con una originalidad devastadora se cuelgan del mundial aunque no vayamos y los asados los comamos por los brasileros al ritmo de “chuchuca”.
En estos estelares se insistía en el tema de las esposas y el sexo en las concentraciones de los deportistas y recuerdo patente las palabras de Patricio Yánez cuando se refirió a su concentración en España ’82, con un rostro de asco recordó como algunos de sus compañeros “cayeron en la masturbación”, desgraciadamente para el otrora veloz atacante del San Luis de Quillota, recordé su estilo de celebrar goles, el mismo que utilizaba para reprochar los cobros referiles. Sólo para quienes no gozan de memoria suficiente o las generaciones más nuevas, el “pato” ponía un ala en el “pico” y no precisamente por el que comía.
Mientras cada cual pueda tener la opinión que quiera sobre el auto placer, recuerdo el consejo de un amigo, él decía que en la noche de bodas tenías que regalarle flores a tu mujer para demostrar tu romanticismo, luego obsequiarle chocolates como signo de hombre abastecedor y al final bajarte los pantalones y masturbarte frente a ella para demostrar tu autosuficiencia. Risas aparte, luego fue un poco más allá del común múltiplo social y sostuvo que la masturbación era la salida óptima para el celibato, argumentando que los actos cometidos de pedofilia dentro de las filas de San Pedro podrían evitarse si desde el Vaticano repartían folletos explicativos de “Manuela Palma”.
Pese a todo sostengo que “más vale un buen coito… que cien pajas volando”, pero cuando se habla de tolerancia y minorías sexuales, vuelve a atacarnos como mal endémico el doble estándar. Homosexuales, bisexuales o heterosexuales descubren la masturbación y la llevan en la mano desde los días en que tu madre dice “no te suenes con las sábanas”, hasta el día en que nos vestimos con pijama de palo.
Si me pintan un país donde la espera es el pan de cada día y la analogía correcta nos es el jaguar sino el paradero de micro, es que con mayor razón voy a masturbarme, para esperar el puto día en que una mina como la de la tele me pesque. Espero por justicia, espero por un polvo desinhibido. No quiero ser mal entendido como un hijo de la guerra fría que bajo una monoversidad sociopolíticonómico vivo el sexo frío, como la mayoría de los occidentales que por miedo a procrear practican la nunca bien ponderada macaca.