Bitácora de una pluma enfermiza URBE + POEIA + MOVIMIENTO

9.07.2006

POR UN SPRINGFIELD LEJOS DE CHILE

Es imposible separar de la discusión sobre la construcción de una planta nuclear en el país a la ciudad de los Simpson, Springfield. En la que toda la vorágine productiva está centrada en una planta atómica propiedad del multirricachón y empresario “chupasangre”, denominado Sr. Mongomery Burns.
Demasiados errores en materia de seguridad provocada por sospechosas coincidencias con el mundo laboral chileno.

El debate está concentrado en los megaproyectos hidroeléctricos, como las centrales de Aysén o la instalación de una planta nuclear para asegurar el futuro energético del país. Esto significa que nos quieren hacer elegir entre dos muy malos y titánicos proyectos. Esta no es sólo una opción de una alternativa energética, es un tema de qué sociedad queremos construir y entregar a las nuevas generaciones.
Es un dilema falso. Chile tiene que optar o por un sistema de megaproyectos más costosos y destructivos para el medio ambiente, que van a concentrar la matriz energética y el poder económico, o promover por fin, las fuentes de energías renovables, más el uso eficiente de las actuales fuentes energéticas. Uno nunca quiere caer en las teorías de las conspiraciones o de manos negras o señores de maletines de cuero. Pero lo cierto, es que no es verdad que nuestra independencia energética la alcancemos con una planta nuclear. Chile así como carece de gas también lo hace de Uranio, elemento vital para la generación de energía nuclear. Cómo entonces sacarnos de la cabeza que los intereses de grandes capitales no estén detrás de este tema que se dispara por los medios de comunicación buscando la aprobación de la ciudadanía por cansancio o desinformación. La misma estrategia que operó cuando Eduardo Frei Ruiz –Tagle se fotografió con un viril Carlos Saúl Menem. Hasta bromearon al abrir la llave del gas, pese a que los sectores ecologistas en su minuto advirtieron de lo nefasto que era amarrarse a una solución energética extrajera. Hoy, mientras los hermanos argentinos sienten calor, sólo abren sus ventanas y no apagan la estufa.
Esto cobra más sospecha cuando sabemos de los potenciales eólicos y fotovoltaicos con lo que cuenta el territorio nacional, para no hablar de las geotérmicas ni las elaboraciones de combustibles alternativos como el biodiesel que sí se enmarcan en la lógica que el gobierno de Michelle Bachelet ha propuesto. 15% del incremento de la energía que se produzca, de aquí al 2010, sea con energías renovables no convencionales (ERNC).
Para la ley chilena se trata de una producción de 10 megawatts hacia abajo, por lo tanto, si bien una central hidroeléctrica también es energía renovable, es calificada como convencional, en cuanto a que tiene un tamaño mucho mayor, como también lo es, su capacidad de producción y su impacto ambiental. En cambio, una infraestructura destinada a producir hasta 10 mw. no altera negativamente el ecosistema ni afecta a otras actividades económicas relacionadas con la comunidad (turismo, pesca, bosques)
Está claro que esta meta del 15% de ERNC debe promover estas nuevas fuentes de energía, lo que significaría entre 340 a 400 mw., según sea el aumento de electricidad verde en el sistema.
Bienvenido el debate, ya que es una oportunidad para el despegue de las energías renovables, porque la existencia de este porcentaje significa un incremento muy grande de microcentrales hidroeléctricas, de parques eólicos, etc. De estos últimos, abundantes en Europa, en nuestro país sólo existen tres molinos de viento aislados en la zona austral y que no entregan un aporte al sistema interconectado. Tampoco se han desarrollado proyectos basados en la energía solar y en la geotérmica, aunque iniciativas no han faltado.
Ojala que las apreciaciones por ejemplo que tiene el gobierno brasilero no hagan eco en Chile. El gobierno brasilero no se siente respetado por la administración Bush, por eso su insistencia pese -al parecer por la demora- de no llevar adelante su tercera planta nuclear Angra ampliamente difundida desde Brasilia.
En Brasil que tiene dos plantas en funcionamiento y ha hablado de implementar una tercera en varias ocasiones, pero que enfrenta una gran inversión, porque además se trata de una alternativa elevadísima para las arcas. Esta lectura brasilera insisto, es una muy peligrosa forma de hacerse respetar.
De todos modos en Chile aún se dan absurdos. Cuando se licita una producción de energía cualquiera, los precios de la electricidad se indexan al precio del petróleo, entonces, las tarifas se fijan y, como va variando acorde a la escala mundial, los precios también van subiendo debido al aumento de estos internacionalmente. ¿Por qué? porque dependemos de esa matriz en forma sustancial.
La desigualdad competitiva esta dada por la exigencia a la energía renovable de ese mismo precio, pero sin la posibilidad de indexarlo. Resulta que es una energía renovable proveniente del sol o del agua y no se rige por los precios del petróleo. Eso hace que haya una desventaja importante, pues, si yo licito un volumen de electricidad a un precio en el 2006, en diez años más, ese precio va a ser nominalmente mayor. Cosa que no puede aplicarse a las ERNC. Por lo tanto, hay una desigualdad de oportunidades abismante. Lo lógico sería que se reconociera un precio inicial mayor para las ERNC, porque ese precio es el que, en promedio va a igualar en el tiempo, al otro basado en las energías fósiles.
Las filtraciones subterráneas en las napas de aguas ocurridas en Argentina tienen a un poblado entero con cáncer y no podemos olvidar Chernobyl, aunque sea tremendista y aventurado a cerrarse a discutir qué sociedad queremos desde la óptica del miedo al desastre. Antes de esos gritos creo, debemos considerar que es un esfuerzo económico más elevado y peligroso, y que no nos da la independencia energética que anhelamos.
La principal empresa dedicada al rubro eólico Vestas, cree según sus estudios que en Chile se pueden producir 5 mil mega watts con viento. Esto equivale a 3 centrales nucleares como las que se piensan y a 2 de las hidroeléctricas como las que se desean en Aysén.